Esta historia nos recuerda el amor infinito que sienten los padres hacia sus hijos esperando al final que estén ahí. Sin embargo, a veces como hijos podemos estar años reprochando algo a nuestros padres, o podemos tener tantas ocupaciones que dejamos de verlos y hablarles.
Es importante que no desperdiciemos cada momento que podamos compartir con ellos mientras estén y aprovechar cada una de sus lecciones, que aún mayores nos dan. Por tanto, no guardemos silencios, un te quiero, voy estar para ti pase lo que pase, un abrazo,…
Nunca olvidemos los momentos de amor y paciencia que nos dedicaron/dedican nuestros padres y tratemos de entenderlos, de mirarlos y sonreírles, abrazarlos tanto como podamos.